jueves, 12 de junio de 2008

BUFFALO DANCE


Library and Archives Canada, Acc. No. 1960-50-2.8

Artista: Georges CATLIN 1796-1872

domingo, 1 de junio de 2008

NEW YORK, NEW YORK


Parece mentira que dos artistas tan dispares como Washinton Irving y García Lorca puedan tener como punto en común, la admiración por dos ciudades universales : Nueva York y Granada. Y es que aún nos cuesta aceptar que Irving, aventurero incansable y apologeta de una Andalucía a caballo entre la morería y la gitanería, haya podido dar muestras de tanto desprecio por otra población igualmente marginal : la afro-americana.

El escritor americano publica su Historia de Nueva York en 1820, una crónica de la fundación de la ciudad en la que se ofrecen detalles de la especificidad del lugar y de sus gentes.
Los negros, que aparecen en numerosas ocasiones, son para Irving ese contingente humano, marginal y peligroso, del que había que huir como se huye del Demonio. El negro es pues un ser maléfico cuya risa estridente puede escucharse en las tardes de verano y confundirse con el furioso doblar de la campanas :
« I can testify from my own experience, than on a clear still summer evening you may hear, from the battery of New York, the obstreperous peals of broad-mouthed laughter of the Dutch negroes at Communipaw, who, like most other negroes, are famous for their risible powers » (p. 120).
Para Irving, el negro es un ser temido por sus poderes desconocidos y ancestrales, los mismos que le han servido como medios de integración social. Por esa razón, los llama monos de la edad de las cavernas : « These negros, in fact, like the monks in the dark ages, engross all the knowledge of the place, and being infinitely more adventurous and more knowing than their masters » (p. 106)

Federico García Lorca, durante su viaje a Nueva York, pudo constatar que el estado de marginalidad en el que se encontraban los negros era totalmente fiel a la que nos ofrecía Irving en su Historia. Basta con releer los versos de Norma y paraíso de los negros :

Ay, Harlem! ¡Ay, Harlem! ¡Ay, Harlem!

No hay angustia comparable a tus rojos oprimidos,

a tu sangre estremecida dentro del eclipse oscuro,

a tu violencia granate sordomuda en la penumbra,

a tu gran rey prisionero, con un traje de conserje.


La imagen representa a un limpiador de chimeneas negro en Nueva York hacia 1880.
http://digital.nypl.org/schomburg/images_aa19/aa19c_info.cfm?xgvg6218

jueves, 24 de abril de 2008

CAPITANES FANTASMAS



Poco se ha hablado en la historia española de la navegación de barcos extranjeros que con dirección a las Indias salían del territorio español. Eso sí, la piratería, el comercio de ultramar o los conflictos con otras potencias han sido el tema de miles de monografías y manuales de Historia. En cambio, poco se sabe de la vida de aquellos capitanes, comandantes o marineros extranjeros que trabajaban en la península durante los siglos XVI y XVII.
Ayer mismo, en la BNF, mientras miraba impresionada la magna obra del profesor Pierre Chaunu, Séville et l’Atlantique, encontré cientos de nombres de los que nunca había oído hablar.
Me llamó la atención el episodio ocurrido tras el acuerdo del 4 de enero de 1623. Al parecer tres barcos « fantasmas », que se registran sin nombre propio, salen el 8 de marzo del mismo año de Sanlúcar de Barrameda (Cádiz), en dirección a Madeira. El 31 de marzo ya están de regreso y no se sabe, entre otras razones porque no hay indicio de ello, si estos barcos lograron su objetivo, que era recuperar la artillería y lo que quedaba por salvar de una flota procedente de Nueva España, saqueada por piratas en las costas de la isla portuguesa.
Los capitanes de estos barcos son Giraldo Tomás Polak, de Copenhague ; Juan Annique, también de Copenhague e Ysbrant Adriensen, originario de Calais.
Supongo que en estos países debe de haber algún estudio sobre estos personajes en el que se hayan explorado documentos de archivo que puedan dar luz a aspectos de su vida. Esencialmente, este tema puede darnos otra imagen de la « Europa » moderna que parecía menos desconocida a los españoles de entonces que a los de hoy.
Temo que esta consideración sea sólo una esperanza.


El mapa representa la isla de Sjaelland en Dinamarca. Janssonius Waesberghe y Moses Pitt lo realizaron sobre la plancha ya existente de Johannes Janssonius ca. 1680 (44 x 52 cm.)

jueves, 27 de marzo de 2008

La Biblia de los indios


Según los estudios de la Asociación de Biblistas Americanos, muy activa desde finales del siglo XIX, la primera Biblia indígena que se imprimió en suelo norteamericano fue la de Elliot. Impresa en Massachusetts, a cuenta de la corporación de la propagación del Espíritu Santo en 1663, la Biblia indígena consiguió recaudar algo más que fieles. Cientos de copias de los evangelios se repartían entre los misioneros que lo aceptaban como regalo a cambio de cantidades significativas que permitieron, por un lado, el crecimiento de las iglesias locales y por otro lado, una fuente de recursos para la política de resistencia de los indios frente a la amenaza del «hombre blanco ».
La lista probatoria de tales transacciones es interminable. En 1820, por ejemplo, se repartieron 30 copias del evangelio de san Juan traducidas a Mohawk para el poblado asentado cerca de Lower Sandusky. En 1829, los pueblos Senecas, Cherokees y Choctaws recibieron junto con los evangelios una sustanciosa prima de « cristianización ». En 1844, se gastaron 300 $ en traducir parte del NT a la lengua Dakota para los Sioux y un año después, la Sociedad de misioneros de la Iglesia Metodista pagó la traducción de 250 Biblias para la instrucción de los indios Quapaw. Lo mismo ocurrió en El lago Superior para los Ojibwa y en el sur para los Creeks.
Parece evidente que la política religiosa de asimilación de los indios americanos o « pieles rojas » fue un asunto de inversión. Las iglesias locales, en especial las metodistas, entendieron rápidamente que había que atraerse al pueblo indio ya que lo que estaba en juego era demasiado importante : la subvención de los grandes inversores nacionales en áreas de colonización.
El reverendo Elliot (1604-1690), convencido del poder de su palabra cuando se dirigía a los mohicanos (ver foto), no fue más que el inicio de lo que la Historia llamará más tarde : « extinción cultural ».

Consultar :
-De W. P. Strickland, History of the American Bible Society, Chapter VI, 1850.

sábado, 1 de marzo de 2008

LA RELIGIÓN DEL PEYOTE



Hace unos días entré en un curioso blog donde se trataba de la imagen de Jesús Salvador en los símbolos institucionales de los EE.UU. Me sorprendió bastante descubrir que en la iconografía cristiana había ciertos parecidos con representaciones de shamanes americanos. En cierta medida, sería una necedad no aceptar la idea de que los valores religiosos y ético-patrióticos de EE.UU. resposan sobre ideales indígenas, lo que que no es para menos. En la “religión del peyote”, por ejemplo, existe la creencia de que Jesús es un héroe de la cultura indígena americana. Quanah Parker (1845ca.-1911), fundador del movimiento eclesiástico de los indígenas americanos en 1890, fue el primero en hacer esta asociación tras declarar que en una de sus visiones aparecía Jesús en un fatal trance, luchando contra las tropas federales.
El que fuera jefe de los Numunuh, poblado situado en el oeste texano, llegó a liderar la banda de los Horseback y a poner en práctica un sistema de guerra muy avanzado conocido desde Arkansas River hasta el interior de México. El espacio comprendido entre estos dos puntos se llamó Comanchería. Todo aquel que entraba en este área sin invitación era sencillamente eliminado. Este espacio de exclusión que suponía a la vez la identificación y pertenencia a unos valores y creencias, fue definido por el indio Parker como un trasunto terrenal del paraíso celeste. Muchas de sus lecciones o catequesis holísticas evocaban también elementos que nos recuerdan al cristianismo. En una ocasión llegó a decir que para hablar con Jesús, el hombre blanco va a la Iglesia mientras que el indio entra en su tipi : "the White Man goes into his Church to talk about Jesus. The Indian goes into his Tipi to talk to Jesus.". Cuando murió, el 23 de febrero de 1911 en el estado de Oklahoma, era ya reconocido como un hombre poderoso, rodeado de sus 7 esposas, sus 25 hijos y de una herencia material incalculable. Su tribu lo designó como el último jefe comanche cuya Iglesia estaba autorizada a utilizar el peyote como sacramento en una suerte de eucaristía libertadora. Quanah Parker se convirtió entonces en un profeta que anunciaba con su sola presencia la salvación del pueblo indígena. Su identificación con el Mesías empezó a materializarse en muchas de sus representaciones. Sirvan de ejemplo las imágenes que encabezan este texto.

Ver: H.W. Bowden, Dictionary of American religious biography, 1977.

miércoles, 23 de enero de 2008

HISTORIA DE UN BANJO



El que fuera pionero de la música folk americana, el hoy octogenario Pete Seeger, siempre se destacó por ser el maestro pacifista del banjo, un deporte de riesgo en EE.UU, especialmente para los que critican la política belicosa de la presidencia.
Pete Seeger se opuso desde siempre a la estrategia Rossevelt y en el 66 con su album Dangerous Songs ? atacaba al presidente Lyndon Johnson. Actualmente está cantando contra la administración Bush, lo que puede acarrearle algún que otro disgusto si pretende en el 2008, como se dice, el premio nobel de la paz.
Si tuvieran que medirse sus proezas por canciones, seguramente su banjo sería tan cotizado como la espada del Cid, con la que según el cantar, el héroe castellano partía en dos a sus adversarios.
Dejando a un lado el heroísmo, lo que sí podemos agradecer a este descendiente de puritanos de Mayflower, es el haber introducido en la vida cultural de su país durante « tiempos recios » a los mejores músicos de la comunidad afro-americana. Véase como muestra este vídeo :
http://www.youtube.com/watch?v=fuyaf5YBGh8

domingo, 13 de enero de 2008

EL GRAN HÉROE AMERICANO


Los americanos no parecen haber cambiado sus gustos en los últimos 300 años. Lo que debió ser una forma de rendir homenaje a sus héroes nacionales se ha convertido en todo un modelo de estética funeraria. Tanto es así que en suelo yanki, la traición ha pasado a ser un pesado túmulo a partir del cual todo buen ciudadano establecía la demarcación de su espacio privado. El del mestizo Creek, William MacIntosh, es buen ejemplo de ello. Llamémosle héroe, pero ¿de quién ?
Nacido en Coweta (Georgia) en 1778, de un comerciante escocés y una india Creek, su historia no deja de ser un triste testimonio de las relaciones infieles entre el hombre blanco y las comunidades indígenas de EE.UU a finales del siglo XVIII.
Podemos llamarlo traición o simplemente ambición, lo que es cierto es que el que fue jefe de la tribu de los Creeks del sur, no supo crearse una imagen de confianza entre sus propios hermanos. Se situó siempre cercano a los intereses del hombre blanco, de quienes obtuvo no pocos beneficios en detrimento de la comunidad indígena a la que condujo casi a su extinción.
Firmó varios tratados con los comisarios gubernamentales de EE.UU, en los que siempre terminaba cediendo las tierras de aquellos a quienes representaba, permitiendo así el paulatino asentamiento del hombre blanco. Desde 1802, con la renuncia de Geogia de los territorios del Mississippi, los propiedades indias que bordeaban el estado fueron cedidas en « términos de paz ». En 1805 volvió a repetirse pero esta vez los Creeks, alertados por la preocupante situación que se les avecinaba con disposiciones tan dudosas, empujaron al jefe MacIntosh a intervenir en el consejo de 1811 con un proyecto de ley que debía ser prometedor. Por primera vez se promulgaba la pena de muerte para aquellos que vendieran las tierras indígenas, pero los resultados no fueron muy satisfactorios ya que muchos de los Creeks se mostraron seriamente reticentes. La gran masacre de los 200 indígenas hostiles en 1813 en la que participó McIntosh fue la gran decepción para toda la comunidad.
Descontento de la falsa lealtad del jefe mestizo, « Little Prince », el jefe mayor de la confederación de los Creeks, decidió poner fin a sus correrías, proclamando la pena de muerte para el traidor de Georgia, que terminó entre llamas el 30 de abril de 1825.
Hoy día, paseando por los bosques de Chattahoochee, en Carroll County (Georgia) podemos encontrarnos con la tumba de MacIntosh, levantada en Octubre de 1921.
Sobre su heroico túmulo puede leerse la siguiente inscripción en bronce :

To the Memory and Honor of General William McIntosh

The Distinguished and Patriotic Son of Georgia whose devotion was heroic, whose friendship unselfish and whose service was valiant. Who negotiated the treaty with the Creek Indians which gave the state all lands lying west of the Flint River. Who sacrificed his life for his patriotism.

Véase : http://www.csulb.edu/~aisstudy/nae/1800-1830.html
También : Chronicles of Oklahoma, Vol. 10, No. 3, Sept., 1932.