La lista probatoria de tales transacciones es interminable. En 1820, por ejemplo, se repartieron 30 copias del evangelio de san Juan traducidas a Mohawk para el poblado asentado cerca de Lower Sandusky. En 1829, los pueblos Senecas, Cherokees y Choctaws recibieron junto con los evangelios una sustanciosa prima de « cristianización ». En 1844, se gastaron 300 $ en traducir parte del NT a la lengua Dakota para los Sioux y un año después, la Sociedad de misioneros de la Iglesia Metodista pagó la traducción de 250 Biblias para la instrucción de los indios Quapaw. Lo mismo ocurrió en El lago Superior para los Ojibwa y en el sur para los Creeks.
Parece evidente que la política religiosa de asimilación de los indios americanos o « pieles rojas » fue un asunto de inversión. Las iglesias locales, en especial las metodistas, entendieron rápidamente que había que atraerse al pueblo indio ya que lo que estaba en juego era demasiado importante : la subvención de los grandes inversores nacionales en áreas de colonización.
El reverendo Elliot (1604-1690), convencido del poder de su palabra cuando se dirigía a los mohicanos (ver foto), no fue más que el inicio de lo que la Historia llamará más tarde : « extinción cultural ».
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