martes, 13 de noviembre de 2007

COWGIRL


Se llama Adele Voughle. Seguramente esta foto fue tomada entre 1880 y 1900 y ahora forma parte de una colección bastante curiosa que ha recopilado la Biblioteca de Denver bajo el nombre de « Famosos del Oeste americano ».

Ahora que parece haberse puesto de moda la historia apasionante y a la vez descarnada de la conquista del oeste - y me remito sin ir más lejos, a la última versión de El asesinato de Jesse James (A. Dominik, 2007)- no estaría mal recordar que entre los aventureros, forajidos, criminales y demás escoria del Nuevo mundo, también había un lugar para la mujer.
Dejemos de pensar por un momento que las mujeres no sabían engrasar el revólver. Por lo que podemos apreciar en esta foto, nos resulta difícil imaginar a la joven Voughle amasando pan en la cocina.
De cualquier manera, aunque no falta ni un detalle, la pose no parece de lo más natural. La cantidad de fotos de este tipo conservadas en los archivos americanos nos hace pensar en el hecho de que a fines del siglo XIX se solía ensalzar la imagen del cowboy como espejo identitario del buen americano. Esta identidad « agenérica » o « asexual » está bien plasmada en esta foto. No vendría mal saber qué pensaban de ella sus conciudadanas americanas más conservadoras.
Imagen ilustrativa que hoy se puede adquirir por menos de 10 $, Adele Voughle encarna sin duda la imagen del buen americano pero ante todo nos recuerda que lo que estaba realmente de moda era adiestrar salvajes.

viernes, 19 de octubre de 2007

EXCITANTES MODERNOS



Para los adictos al té, como es mi caso, nada más preocupante que leer esta obrita de Honoré de Balzac titulada Traité des excitants modernes y publicada en 1838 como apéndice a la Physiologie du goût del gastrónomo Brillat-Savarin. Cuando Balzac la escribió, el té era en buena parte de Europa, un producto de uso doméstico desde hacía más de cincuenta años. En cambio, si en Inglaterra se hablaba de un producto exótico, el resultado de la exitosa carrera colonial, en Francia se discutía sobre la gravedad de su amenaza para la salud.
Resumimos los síntomas somo sigue :
1. El hombre que bebe demasiado té, adelgaza y se vuelve casi diáfano. Muere consumido como una vela y hasta se podría ver a través de su cuerpo. Esto ocurre porque la tanina, uno de sus principales elementos, actúa directamente sobre el plexo y los intestinos que absorben más rápidamente las sustancias narcóticas.
2. El té transmite las enfermedades inglesas así como la tez blancuzca de los anglosajones.
3. Cuando las mujeres beben té, se vuelven pálidas, enfermizas, charlatanas, aburridas, pecadoras y el amor se corrompe desde el principio.
4. El té bebido en grandes dosis produce una irritación que manifiesta la melancolía y empuja al sueño. Las ideas aparecen con lentitud y la somnolencia es indecible.
5. Produce sequedad en la piel y una fuente sensación de ardor.
6. El hombre que se alimenta exclusivamente de té, sucumbe a los tres años. Esta idea se hizo célebre cuando la justicia inglesa propuso a un criminal la condena de ir a la horca o de vivir exclusivamente de té.

Que la adicción nos sea leve.

http://digital.nypl.org/mmpco/index.cfm
http://www.intratext.com/X/FRA0348.HTM

sábado, 6 de octubre de 2007

LA BELLEZA DEL ÁRTICO



Este retrato tomado aproximadamente en 1860 representa a una joven inuit que procedente de algún lugar del Este del Ártico se dirigía a New Bedford en un barco ballenero.
Atraídos por la belleza de los pueblos de Nunavut, los primeros fotógrafos nos han dejado un testimonio más que valioso de la presencia de estos pueblos en las costas americanas.
El ministerio de cultura de Canadá ha iniciado un poyecto llamado « Un nom, un visage » (Un nombre, un rostro) que pretende servir de memoria histórica a los jóvenes inuits que viven hoy en el país en una situación menos privilegiada que nunca.
El remordimiento se viste de arte cuando después de haber despojado a un pueblo de sus tierras -la única fuente de riqueza- no podemos ofrecerle más que el derecho a una Historia propia.
Para los más curiosos, en la página de Archivos de Canada, podemos acceder a algunos fondos e incluso admirar la lengua inuktitut :
http://www.collectionscanada.gc.ca/inuit/020018-1300-f.html

Fuente : Feris, 751, Brodway, New York, NY, USA
Link : Library and Archives Canada. http://data2.collectionscanada.ca/ap/a/a181095k.jpg

viernes, 24 de agosto de 2007

Marte


La Real Academia de Ciencias de Bélgica publicaba en 1876 un volumen dedicado al planeta Marte, basándose en dibujos realizados por científicos, especialmente por Huyghens.

El doctor Terby (1846-1911), fue quien dio a la estampa esta colección de rarezas visuales bajo el título Aréographie ou étude comparative des observations faites sur l'aspect physique de la planète Mars depuis Fontana (1636) jusqu'à nos jours (1873)

Hoy día nos sigue sorprendiendo la habilidad artística con la que estos hombres reprodujeron detalles del espacio cósmico. Nada que envidiar a las últimas tecnologías de la Nasa.

Puedes consultar la obra aquí.

miércoles, 15 de agosto de 2007

What a beautiful bird !


El arrendajo o urraca azul del Yucatán (Cyanocitta yucatanica) también llamada en inglés Blue Jay, es un ave que pertenece a la familia de los cuervos y se encuentra sobre todo en los bosques de haya americana. El artista neerlandés John Gerrard Keulemans (1842-1912) realizó 421 litografías para la obra en siete volúmenes de Lord Thomas Lidford, titulada Coloured Figures of the Birds of the British Islands (1885-1897).

Qué duda cabe de que su estancia en África ayudaría al engradecimiento del Museo Británico de Historia Natural durante su periodo de mayor gloria colonial. Este trabajo aunque hermoso en todos sus detalles, es el resultado de un riguroso espíritu evolucionista y cientifista, el mismo que paradójicamente provocará la extinción de muchas de estas especies.

Quede para consuelo de todos, el trabajo del artista.

Masterpieces from the Hill Ornithology Collection

domingo, 12 de agosto de 2007

Milagros de Saint Michel


Para aquellos que gustan de visitas históricas durante las vacaciones, les recomiendo sin duda un paseo por la abadía de Saint-Michel en Normandía. Sepan los que prefieren llegar a pie, que el camino no está a salvo de la fatalidad ; tanto es así que no sería desaconsejable conservar algo de fe. Esa es la moraleja que nos enseña un antiguo peregrino parisino, un tal Cristoffe de Bordeaux, de setenta y seis años, que publicó dos discursos sobre varios milagros ocurridos en este lugar en 1613. Muchos de ellos produjeron tal alboroto que no faltó quien considerara la ruta hacia la abadía como un lugar protegido por la justicia divina.

La siguiente historia puede servir de guía. Resumimos a continuación el primer discurso :

« Seis jóvenes de Lorena, sanos, valientes y dispuestos, queriendo escapar de la influencia de Lutero, se aventuraron en una peregrinación hacia el Monte de Saint-Michel. El camino era largo y difícil. Decidieron pues hacer una pausa en París. Al salir de la gran ciudad, uno de los jóvenes empezó a decir que ya no podía caminar. Apareció entonces un desconocido que se acercó a ellos montado a caballo. Como había estado viendo la escena, les propuso la venta de su animal a un precio razonable. Los jóvenes aceptaron sin saber que el truhán acababa de robarlo y siguieron así su camino con la idea de haber realizado un buen negocio y de haber calmado la fatiga de su compañero enfermo. Poco después, pasaron por una hacienda que resultó ser la misma de donde el ladrón había robado el caballo y entonces, algunos vecinos reconocieron el animal. Los gritos de acusación atrajeron a los oficiales de justicia que no tardaron en venir y en llevarlos a prisión a pesar de que los jóvenes reclamaban en vano su inocencia. Al día siguiente, fueron todos condenados a la horca. El primero en subir al cadalso fue el enfermo que iba montado a caballo. El joven que estaba ya sin fuerzas, se resistía no obstante a la muerte y temblaba de miedo. Con la soga al cuello, empezó a rezar a San Miguel. En ese instante, una paloma blanca bajó del cielo y se posó sobre su hombro derecho evitando la ejecución. El pueblo asombrado por la visión, empezó a alborotarse. De ninguna manera fue posible espantar al pájaro que estaba totalmente pegado a su hombro. La evaluación de los hechos no dejó duda de que se tratada de una revelación. El consejo de justicia se reunió en seguida para concluir con la absolución de los seis jóvenes y una vez firmada la sentencia, la paloma desapareció milagrosamente ».

Una canción popular, haciéndose eco de este milagro, finaliza así :

Sainct Michel leur fut bon baron,
Qui les preserva du larron.

Este texto puede encontrarse en francés en la Biblioteca municipal de Lisieux.

jueves, 28 de junio de 2007

Plantas Venenosas

« Lo que para unos es un alimento, para otros puede ser un veneno »Lucrecio.

Dicen que en los confines del miedo crece una planta venenosa que los botánicos han llamado Papaver somniferum o adormidera. El poeta Columela asociaba esta planta con la muerte porque finalmente viene a ser lo mismo soñar que morir ; sólo el miedo despierta al hombre de su eterna somnolencia : « la adormidera que ata los sueños fugaces ».

En la Antigüedad esta planta es conocida por sus efectos analgésicos, Galeno e Hipócrates la usaron como « esponja soporífera ». Plinio el viejo habla de ella en su Historia naturalis (s. I) y Teofrasto (c. 371-286 a C.) también la menciona en su De Historia Plantarum, quizá uno de los primeros tratados de botánica ; aunque no por el alarde pseudo-cientifico al que aspiran estas obras, dejaremos de leer entre los antiguos, que esta planta sirve para expulsar a los demonios.

Al-andalus también dejó su huella. Avempace publicó un tratado en el siglo XI conocido como Discurso acerca de algunos libros sobre las plantas, que sirvió de base a Alejandro Magno para la redacción de su De vegatalibus (ca. 1250). Cuando el Cristianismo llega a la Historia del hombre y viceversa, se descubre una nueva forma de clasificar las plantas. En la Edad Media, las exégesis bíblicas vinculadas a la tradición judaica debatían sobre el significado de las palabras para entender la funcionalidad de las cosas, lo que se aplicó sistemáticamente a la botánica. Las plantas ya no forman parte exclusivamente de la naturaleza sino que germinan en el ser pecaminoso del hombre. Con esta premisa, fue fácil asociar la primera farmacopea a la brujería. Entre los cristianos, esta nueva ciencia espiritual que es la botánica rebosa de imaginación y creatividad mucho más que de rigor y empirismo. Buscando precisamente otros criterios, el Renacimiento hizo algunos intentos. Véanse los trabajos de Otto Brunfels Herbarium vivae Eicones (1530-1536) y de Andrea Cesalpino (1519-1603), De plantis libri XVI (1583).

Hasta bien entrado el siglo XVIII, la « botánica cristiana », encomendada a una razón sin ramas ni cortezas, pretende pues establecer categorías universales de vida vegetativa. El ejemplo más sobresaliente es el análisis que los biblistas hicieron de las flores para realzar las virtudes de Cristo. Él es el lirio, el jazmín, el rosal y el espino, todas plantas de interior. Por eso las espinas son para los pechos cristianos como las coronas para Cristo, una prueba de humanidad, la superación del miedo por la fe. Los teólogos del siglo XVII coincidían en que el nombre de Cristo « Nazareno » significaba en hebreo flor y corona (Net ser, Nazer). El exotismo de la vegetación narrado por los sabios de la Antigüedad se limitaba aquí a una observación interior de las virtudes, ejemplarizadas todas en plantas de maceta. Sólo en el caso en que se describe el mal, los discursos se llenan de arbustos, malezas, rastrojos, cardos y demás vegetación salvaje.

Con Celestino Mutis en España aparecen los primeros tratados de clara tendencia ya cientifista. Asistimos a esa nueva asociación entre ciertas plantas y la dimensión onírica del hombre. En 1763, el rey de España envía a Celestino Mutis a una expedición botánica a Cartagena y allí el científico escribe en su Diario las excelencias de la adormidera, (Mimosa species ut supra). Esta planta aparece como remedio para los dolores del parto, en el que todas las mujeres se rinden al sueño. El valenciano Cavanilles, por su parte, la clasificó como variedad de jardín.

¿Cómo explicar que las plantas que nos conducen al sueño o nos abandonan para siempre en él, nos son hoy día aún más misteriosas ?. Ya una simple espina no anuncia la muerte ni el narciso el sueño de quien ha sido y se ve, sin embargo, algunas lecturas más que otras nos invitarían sin duda a echar raíces en este misterio triste en el que nos hemos hundido sin remedio.

viernes, 27 de abril de 2007

MESMERISMO




« L’homme est naturellement observateur ».

Así comienza uno de los tratados más apasionantes de la medicina « alternativa », cuyo autor es el médico austriaco Franz Anton Mesmer, nacido un 23 de mayo de 1734 en Viena y desaparecido en 1815 tras una larga y apasionante andadura por el París prerrevolucionario. Me ha llamado la atención que el profesor Mesmer y yo tengamos en común no sólo el gusto por la magnetoterapia sino también el día del nacimiento. Debe ser que los días primaverales, geminales y germinales del mes de mayo son más propicios a la coincidencia. Esta observación que hubiera sido en opinión del mismísmo Mesmer una aptitud naturalmente humana, tiene hoy para mí otras explicaciones. Es evidente que en tiempos de Mesmer todas las aptitudes del hombre eran naturales mientras que actualmente sería difícil asociar la naturaleza al gesto, la observación e incluso el pensamiento.

En realidad, este tema me suscitó un fuerte interés tras la lectura del cuento del señor Valdemar de Edgar Allan Poe The Facts in the Case of M. Valdemar (1845) y más recientemente el descubrimiento del cuento de Hoffmann Der Magnetiseur (1813). En ambos cuentos hay un elemento común : el mesmerismo. Hablar del mesmerismo como teoría sería repetir en parte lo que muchos científicos han estudiado en profundidad. Por convención colectiva, en sindicatos de curiosos, científicos y académicos, se ha acordado en llamar así la doctrina del «magnetismo animal». Esta expresión, ya utilizada por el mismo Mesmer, se refería a un procedimiento etéreo y terapéutico, algo así como una curación sin agujas ni anestesia. En las obras de Poe y Hoffmann se trata el mesmerismo como un proceso de hipnosis a ciertos pacientes in articulo mortis. Los rituales de Mesmer, que en su momento fueron tachados de esotéricos, están bien retratados en los personajes misteriosos, hiperestésicos y casi fantasmales que desfilan en las páginas de ambos autores. En estos rituales, los más atrevidos se sentaban formando un círculo, y cogidos de la mano, dejaban pasar los efectos magnéticos de unas barras metálicas situadas en los extremos. En realidad estas barras estaban sometidas a la electrólisis, de manera que transmitían a los cuerpos una suave sensación eléctrica. Hay que decir que es meritorio que Mesmer haya podido jugar así con el poder iónico mucho antes de que el inglés Faraday inventara el concepto de electrólisis en 1820. Para los que quieran dar rienda suelta a su imaginación, les aconsejo la obra maestra de nuestro físico austriaco, titulada Mémoire sus la découverte du magnétisme animal (1779) que se encuentra digitalizada en la Biblioteca Nacional de Francia.

Pero lo que realmente me preocupa es saber cómo la Europa colonial, materialista y escéptica de finales del siglo XVIII pudo inspirar a médicos y literatos. Muchos críticos consideran que estas prácticas son muy cercanas al « prana » hindú que significa energía vital. Igualmente los misticos occidentales, según las enseñanzas paulinas llaman a esta energía vital con la palabra latina anima. Nuestra ciencia infalible y amante de nombres propios, prefiere hablar de magnetoterapia. Y es que este término tiene de contemporáneo sólo el nombre. En la obra del ruso Kartsev Tres milenios del imán (1a ed. 1974) de nos da a conocer el origen y desarrollo de esta teoría . A partir de este trabajo, no han dejado de surgir estudios sobre el « magnetismo animal ». Se dice que ya Tales de Mileto advirtió la existencia del magnetismo mientras limpiaba el huso de su hija al que se le adherían los hilillos de polvo. El médico y alquimista Paracelso (1493-1541) llegó a decir que todos los seres vivos están influidos por el poder magnético de los astros y estaba convencido de la existencia de un « magnetismo universal », un argumento que a ciencia cierta fue sacando de sus lecturas humanistas : el de coelo de Aristóteles, de rerum natura de Lucrecio (s.I a.C.), Ptolomeo (s. II d.C.) o el de scientia stellarum de Al-Battani (s. IX). Incluso se ha llegado a escribir que en los paseos interminables de frailes cistercienses en los claustros de sus conventos se generaba una percepción magnética superior a la de otros lugares. Muchos de estos claustros, especialmente en Francia, reutilizaron restos de menhires para su contrucción ya que se creía que por su gran contenido en metales, se evocaba más directamente el poder de la salvación natural. Pero fue el astrónomo vienés, Maximilian Hell (1720-1792), quien recuperó el argumento de Paracelso, por lo que es muy probable que Mesmer no fuera el único que creía en los poderes del magnetismo cuando introdujo su teoría en la Universidad de Viena en 1766.

La curación a base de piedras invadió la ciencia europea del XIX. La presencia de los menhires empezó a pesar en las conversaciones de los académicos. La bibliografía sobre este tema ocuparía cientos de páginas. Algunos de los más conocidos son el tratado del padre Faria, fraile portugués afincado en India, quien en 1819 publicó De la cause du sommeil lucide ou étude sur la nature de l’homme. Igualmente en Francia, Jacques-Franfois-Alexandre Bertrand publicó en 1823 el Traité du sonambulisme. La misma Europa que observaba « naturalmente » los pueblos colonizados como bárbaros por sus prácticas curativas, no desdeñó la posibilidad de dejar de lado el bisturí y pasarse a la mística del imán. Poco antes de este estallido de espiritismo quirúrgico, la comisión francesa internacional de 1784 decidió examinar estas prácticas. Fue el físico Benjamin Franklin, también llamado Tierry de Montbrial, quien dirigió tal comisión por orden del gobierno francés. Nombrado miembro de la Real Academia de Ciencias y la Real Academia de Medicina francesas no dudó finalmente, en dictar su veredicto de condena del mesmerismo. No parece que la condena hubiera llegado muy lejos ya que la sociedad teosófica americana fundada en EEUU en 1875 por el coronel Henry Steel Olcott se interesaba abiertamente por el espiritualismo y el mesmerismo.

En cambio, de la etapa magnética a la espiritista el camino no ha sido muy largo. Actualmente, universidades y centros de reconocido prestigio ofrecen cursos de formación sobre la curación magnética. En módulos adaptados a un público inquieto, programas de « educación alternativa » se adentran en el apasionante mundo de la parapsicología gracias al estudio del mesmerismo. No es de extrañar que sea en Argentina, especialmente en el centro cultural Kier, donde propongan cursos tan « atractivos ». La cercanía al polo debe justificar esta atracción por la ciencia de los imanes. Tampoco faltan los manuales de autosuperación que tanto abundan en el mercado de los libros, es decir, en los supermercados. Aquí los imanes son tan importantes como el Génesis para un calvinista. No podemos negar que estamos viviendo en la era de la Magnetoterapia o radiestesia, que es la facultad de percibir las radiaciones electromagnéticas . Ya no sólo nos hemos olvidado del legado de Mesmer que era apartar el dolor de la muerte. Ahora pretendemos que las radiaciones nos den una pista sobre la existencia de un pueblo marciano o plutónico o m(a)tafísico, que al fin y al cabo significa más allá de lo físico. Como diría Mesmer, la consideración de los hombres que yacen en su propio sufrimiento y su desgracia, a causa de no poseer los medios conocidos, inspira el deseo e incluso la esperanza de reconocer la existencia de otros más útiles.

miércoles, 25 de abril de 2007

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