domingo, 12 de agosto de 2007

Milagros de Saint Michel


Para aquellos que gustan de visitas históricas durante las vacaciones, les recomiendo sin duda un paseo por la abadía de Saint-Michel en Normandía. Sepan los que prefieren llegar a pie, que el camino no está a salvo de la fatalidad ; tanto es así que no sería desaconsejable conservar algo de fe. Esa es la moraleja que nos enseña un antiguo peregrino parisino, un tal Cristoffe de Bordeaux, de setenta y seis años, que publicó dos discursos sobre varios milagros ocurridos en este lugar en 1613. Muchos de ellos produjeron tal alboroto que no faltó quien considerara la ruta hacia la abadía como un lugar protegido por la justicia divina.

La siguiente historia puede servir de guía. Resumimos a continuación el primer discurso :

« Seis jóvenes de Lorena, sanos, valientes y dispuestos, queriendo escapar de la influencia de Lutero, se aventuraron en una peregrinación hacia el Monte de Saint-Michel. El camino era largo y difícil. Decidieron pues hacer una pausa en París. Al salir de la gran ciudad, uno de los jóvenes empezó a decir que ya no podía caminar. Apareció entonces un desconocido que se acercó a ellos montado a caballo. Como había estado viendo la escena, les propuso la venta de su animal a un precio razonable. Los jóvenes aceptaron sin saber que el truhán acababa de robarlo y siguieron así su camino con la idea de haber realizado un buen negocio y de haber calmado la fatiga de su compañero enfermo. Poco después, pasaron por una hacienda que resultó ser la misma de donde el ladrón había robado el caballo y entonces, algunos vecinos reconocieron el animal. Los gritos de acusación atrajeron a los oficiales de justicia que no tardaron en venir y en llevarlos a prisión a pesar de que los jóvenes reclamaban en vano su inocencia. Al día siguiente, fueron todos condenados a la horca. El primero en subir al cadalso fue el enfermo que iba montado a caballo. El joven que estaba ya sin fuerzas, se resistía no obstante a la muerte y temblaba de miedo. Con la soga al cuello, empezó a rezar a San Miguel. En ese instante, una paloma blanca bajó del cielo y se posó sobre su hombro derecho evitando la ejecución. El pueblo asombrado por la visión, empezó a alborotarse. De ninguna manera fue posible espantar al pájaro que estaba totalmente pegado a su hombro. La evaluación de los hechos no dejó duda de que se tratada de una revelación. El consejo de justicia se reunió en seguida para concluir con la absolución de los seis jóvenes y una vez firmada la sentencia, la paloma desapareció milagrosamente ».

Una canción popular, haciéndose eco de este milagro, finaliza así :

Sainct Michel leur fut bon baron,
Qui les preserva du larron.

Este texto puede encontrarse en francés en la Biblioteca municipal de Lisieux.

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